Una pócima paranasera para un mundo sin swing

29 enero 2025 5 minutos
Víctor Fleitas

Una confluencia de tradiciones, generaciones y estilos derivó en la puesta en escena de un concierto imponente de jazz, a cargo de un sexteto paranaense llamado Standard Grill. La justa combinación de swing, base rítmica y melodías logró impresionar gratamente a un público que asistió en muy buen número al inicio de un ciclo que continuará todos los jueves, hasta el 27 de febrero inclusive, en la Casa de la Cultura.

Para que la animada reunión sonora del jueves 23 de enero de 2025 haya quedado labrada en la memoria sensorial de los que se animaron a abandonar la rutina de sillón y conservadora para poblar la sala mayor de la Casa de la Cultura, fue preciso que se eslabonara una serie de factores que hunden sus sistemas radiculares en la cultura urbana de Occidente.

El pequeño prodigio escénico al que se alude estuvo inscripto en un ciclo que se desplegará en las sucesivas semanas, siempre el cuarto día hábil, a las 21, en la esquina suroeste de 9 de Julio y Carbó. La apertura de la media docena de conciertos estuvo a cargo de Standard Grill, un sexteto local formado por Noelia Sattler en saxo alto y soprano, Nicolás Abud en trompeta, Juan Daneri en saxo tenor, Oscar Corona en guitarra, Jorge Ochoa al bajo, y José Luis Viggiano en la batería.

El acople fluido de las secciones rítmica y melódica, la intensidad conceptual de la propuesta plasmada en los arreglos y la integración de los instrumentistas para sostener armonías y para desplegar la cadena de solos, son pilares que ayudaron a constituir ese clima de medida algarabía y reposado frenesí que se instaló en el diálogo chispeante entre escenario y platea.

Más importante incluso que aquello efectivamente interpretado fue un metamensaje comunicado por la small jazz band paranaense. Por lo visto y oído aquella noche, Sattler, Abud, Daneri, Corona, Ochoa y Viggiano disfrutan del hecho de tocar juntos, les produce placer musiquear, se deleitan escuchando qué bien suena lo ensayado, atesoran en su sensibilidad la convicción de que valió la pena estar juntos. Al influjo de ese catecismo pagano, animados por una sólida formación musical y un dominio meritorio de los instrumentos, festejaron, junto a una nutrida asistencia, del privilegio de conducir un acto complejo de creación y recreación de estilos y estructuras que surcan legados e identidades antiquísimos con la premisa de hacerlos brotar de nuevo en un puñado de canciones intervenidas para que luzcan su singularidad fluvial las partes y el todo.

Por cierto, esa celebración de la reunión no estaba en el programa formal. Sin embargo, una riqueza de ese tipo fluyó entre los presentes y les anegó de emoción el alma en una lejana ciudad del sur del mundo, como probablemente haya sucedido en tantas otras ocasiones, a mediados del siglo XX, en amplias salas repletas y en locales estrechos pasados de nicotina, con las leyendas que hicieron de anfitriones autorales: John Coltrane, Joe Henderson, Benny Golson o Roy Hargrove.

Esa poética del encuentro fructífero tuvo otro condimento invaluable: una noche cualquiera, en una esquina emblemática de una ciudad pueblerina y espectral, en la margen oriental del caudaloso Paraná, los integrantes de Standard Grill fueron testigos de lo bien que cotiza la apuesta compartida del estudio y los ensayos. En épocas en que la eficiencia se define en términos de impaciencia e inmediatez, es un bálsamo reparar en que -así como sucede con las canciones- los procesos individuales y grupales tienen un tempo y que comprenderlo, hacerlo propio, encarnar la noción, degustarla, plasmarla en una obra colectiva es tan o más relevante que presentar en público el fruto del trabajo.

En efecto, entre camalotales que bajaban de un norte babel y se teñían de latinidad en cada puerto, la actuación del sexteto fue también un simbólico iceberg cuyo primer impacto estuvo a la vista y al oído de todos, aunque el viaje de oceánico destino no hubiera sido posible sin la dinámica grupal que lo sustenta, invisible a lo evidente, que se intuye en profundidades donde conviven la conformación del repertorio, el análisis de las trayectorias autorales y el enhebrado de los arreglos, para que las versiones se abracen a las condiciones generales del grupo y las características individuales de sus integrantes.

Probablemente, esa preexistente corriente de diálogo es la que hizo saltar el arco de la comunicación entre músicos y público, el 23 de enero, a la hora en que las estrellas cuchichean cómo les fue durante el día.

Atributos

En la galaxia jazzera, por standard se entiende a aquel repertorio de canciones que las industrias culturales (los musicales, la cinematográfica y la discográfica) popularizaron a tal grado que han sido aceptadas y compartidas por buena parte del público y los artistas.

El hecho de que permanezcan vigentes en el gusto masivo le permite a los músicos de jazz usarlas de base para improvisar y experimentar con los arreglos. Así, las ejecuciones tienen zonas identificables del tema original y grandes territorios en los que los instrumentistas despliegan sus habilidades interpretativas, alternándose en el garabateo solista, lo que suele ser festejado con breves aplausos de aprobación de parte de los asistentes.

En ese sentido, el standard no es sólo el núcleo de un ritual jazzero. Es también un fenómeno de la cultura popular que atraviesa épocas, sociedades y geografías; productos musicales terminados que los artistas adoptan, transforman, comentan e incorporan a un menú sonoro condimentado por sus trayectorias individuales, sus referencias estéticas, sus intereses existenciales y las maneras de posicionarse ante el instrumento. En efecto, cada obra da cuenta de un mundo ya conocido, pintado con una paleta propia de colores, lo que le añade originalidad.

En el caso de Standard Grill, la propuesta encuentra su pilar rítmico en la batería, la guitarra y el bajo, mientras que en general la línea de vientos (saxos y trompeta) se encarga de la melodía. Una primera impresión es que baterista, bajista y guitarrista forman un grupo dentro del grupo, pero la apreciación no sería justa porque la integración con los vientos es absoluta, en las frases, en las micropausas, en los puntos y aparte y en los silencios. Podría señalarse entonces que la base rítmica delinea en el horizonte el pentagrama sobre el que los vientos jugarán a hacer un inestable equilibrio, como los gurises que se ríen mientras caminan sobre las vías del tren.

En cuanto a los artistas, sobresalió el swing de terciopelo de Corona en el toque de la guitarra, tanto para acompañar como para frasear. Por su parte, mientras creaba una contagiosa sensación de impulso rítmico, a Ochoa las cuerdas del bajo eléctrico parecían atravesarle el cuerpo y lo obligaban a moverse a su grave compás. Entre uno y otro, a puro golpecito sutil, Viggiano se volvía la versión magistral del niño aquel que inventaba sonidos con el repiqueteo de cajas de cartón, vasos y ollas. En los solos, Daneri atravesó el río bravo del protagonismo como quien da saltitos sobre piedras que va encontrando en el torrente, dibujando festejados itinerarios musicales; Abud resopló como el que fija los cimientos en una y otra costa y proyecta hacia las nubes trayectorias curvilíneas para unirlos luego como si estuviera construyendo un puente; y Sattler tejió precisos tules multicolores con los que fue tornasolando las esquinas de los suaves paisajes que recorrió. Todos juntos, los integrantes de Standard Grill conformaron un testimonio sonoro potente y, sin embargo, repleto de delicadeza, de detalles y gestos que le dieron un relieve paranasero y cosmopolita a las formas, las melodías, las estructuras armónicas y los marcos expresivos.

El público se mostró cálido desde el primer momento, aunque la conexión fue in crescendo a medida que el recital se desovilló. El vínculo entre artistas y asistentes llegó al máximo cuando Standard Grill tarareó una parte de la canción e invitó a los concurrentes a que se sumen. Una buena idea que podría aplicarse a otros momentos en futuros conciertos.

Foto: Cultura de Entre Ríos

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