Una creadora de contenido para redes sociales apasionada por el turismo y la historia devela tesoros escondidos y a la vista de la ciudad de Paraná en excursiones que sus espectadores experimentan de forma virtual.
Celina Jacob cumplió veintisiete de sus veintisiete años como vecina de Las Rosas. Creció en este barrio de Paraná que con el nombre de sus calles homenajea a autores argentinos tales como Jorge Luis Borges, José Eduardo Seri, Antonio Rubén Turi, José Murga y Manrique Balboa Santamaría.
No es casualidad que desde hace más de dos décadas la barriada lasrosista comparta una noche anual de música y poesía en el Festival de los Poetas. Este encuentro es representativo de esa porción de gente que vive cercana a un vector de Avenida Almafuerte. Simil espíritu identitario es el que Jacob pretende fomentar, con su profesión, en la ciudad entera.
La joven Jacob es Técnica en Turismo por la Universidad Autónoma de Entre Ríos. Si bien esta carrera no fue su primera opción formativa, en el bus atropellante y risueño de la infancia ya había motorizado el deseo de conocer el mundo y que el mundo la conozca.
Semanalmente, la paranaense autóctona reaviva su naturaleza de niña scout explorando la capital entrerriana a través de la historia y la creación de contenidos digitales. El 12 de marzo de 2024 inauguró el perfil de Instagram @celijacob.tur, en el que cada jueves se propone alimentar el sentido de pertenencia panza verde en una especie de oda virtual a sus sitios, insignias y monumentos emblemáticos.
Sin descuidar el rigor de los datos, pero desarropada de la solemnidad con la que tiende a coquetear la ciencia histórica, la instagramer apunta e investiga información de lugares, edificios y personalidades que luego guiona, graba y edita para ser publicada en formato reel en su cuenta, que hasta el momento posee once mil seguidores.
Los buscadores de tesoros suelen utilizar imanes de neodimio para detectarlos. En el caso de Jacob, con el bloc de notas en mano, se embarca en un viaje de navegación por Google y luego se interna en la mina de papel de los archivos municipales y provinciales con la intención de hacer de cada video una verdadera joya, útil, apreciable y a un touch de distancia.

Para el espectador paranasero, ver un video de esta emprendedora cibernética puede ser un antes y un después en su vida urbana. Una vez visionado, Jacob le propone implícitamente caminar las calles y vericuetos de un modo distinto: repasando mentalmente el dato recién aprendido al transitar por el sitio en cuestión y levantando levemente la cabeza para redescubrirlo en primera persona o compartiendo la referencia proporcionada por la veinteañera con un cohabitante en una charla de paso o de mate.
Lo cierto es que Paraná es una ciudad riquísima en historia, que supo ser capital de la Confederación Argentina de 1854 a 1861 y que hoy lleva el sello orgulloso y acuciante de capital de Entre Ríos. Aunque la técnica en Turismo ya lleva más de 70 publicaciones, muchas de ellas virales, expresa que queda abundante y desperdigada tela por cortar.
Desde un punto de salida pautado frente a Plaza Carbó Ortíz, Jacob guía a Tekoha en una excursión sobre este proyecto en pleno crecimiento mientras hace paradas en los procesos de búsqueda de los tesoros recónditos que hacen mella en el devenir paranasero.
—¿Proyectabas esta Celina?
—Sí, de hecho lo manifesté a conciencia. Creo en los rituales de visualización. Eso de pensar y hablar en positivo para que lo que deseás se haga realidad.
Recuerdo que desde chica quería ser reconocida por algo. Influenciada por las tiras televisivas de la infancia, soñaba con ser actriz, modelo o cantante. Cambié de rubro pero la idea es la misma. Además, con la digitalidad, hoy ser reconocido es más sencillo. Más en Paraná que es una ciudad pequeña.
Hace años que tenía en mente el proyecto de trabajar y vender en redes sociales. Encontré la veta en la carrera que estudié. Fue un camino largo hasta llegar a publicar contenido. Terminé la Tecnicatura en Turismo en la pandemia y en ese momento empecé a planificar mi desarrollo profesional.
Como Paraná no es una ciudad turística, las oportunidades laborales son contadas. Podés trabajar en hoteles, agencias de viaje o en el Estado. Ese contexto es desalentador, sin embargo nunca me quise ir de la ciudad.
Afortunadamente, aunque en un formato que no imaginaba así tal cual, hallé mi camino.

—Las redes proponen sintetizar la información y cuando se trata de historia se vuelve un desafío ser conciso y claro. ¿Qué estrategias utilizás para adaptarte al formato? ¿Cómo es tu proceso investigativo – creativo?
—En general me aparece alguna punta de información de algún sitio, lugar o persona. Luego profundizo. Trato de indagar en la mayor cantidad de fuentes posibles y, esencialmente, hacer hincapié en la fuente primaria.
En principio busco en internet, después voy a los libros, al Archivo Municipal o al Archivo histórico de Entre Ríos. Una vez allí, selecciono lo que considero más interesante y adaptable al reel de Instagram. Ciertamente siento que hay temas que no quedan bien o, al menos, no descubro aún la manera de que sean atractivos en redes.
Con respecto al tiempo que le dedico a todas las tareas, he intentado contabilizar las horas de trabajo pero varía demasiado. A veces tengo una idea por semanas hasta que logro concretarla, recorto, vuelvo a grabar.
—Hay ahí un acercamiento inevitable y quizás cada vez menos usual a lo analógico. ¿Cómo vivís esa experiencia?
—En los Archivos hay cajas con recortes de diarios y revistas, ordenanzas y pedidos a la Municipalidad. Se me pasan las horas rapidísimo leyendo y anotando.
Si bien ir a buscar ese corpus es una tarea que me gusta hacer, es más sencillo quedarme en casa: si estuviera digitalizado sería más fácil.
—Buceando en esas fuentes físicas se pueden encontrar verdaderas joyitas.
—Me ha pasado. La mente se me satura con tantas cosas, pero vale la pena porque encuentro información de gran valor. Muchas de ellas me las guardo para proyectos futuros.
—¿Cómo cambia tu mirada de Paraná a medida que vas conociendo más de ella?
—Mientras más leo, más siento que hay mucho por descubrir. La ciudad está llena de secretos e historias atrapantes como la de los procesos fundacionales y poblacionales. Su historia es riquísima y el hecho de haber sido capital de la Confederación Argentina le da cierto prestigio.
Creo que los paranaenses sabemos poco sobre nuestra ciudad.
—¿No notás una comunidad interesada en conocer la historia del territorio que habita?
—Sé que quienes me siguen sí tienen interés. Hay que considerar que mi público es de más de 30 años o estudiantes de carreras afines al turismo y la historia. Es una porción muy pequeña de la ciudad comparada con la cantidad de habitantes.

—¿Cuánto nos aporta a la identidad tener idea del entorno en el que vivimos?
—Es importante crear sentido de pertenencia a través de la historia del lugar de donde venimos, de nuestros barrios o de los nombres de nuestras calles. De esta manera le damos otro valor a lo que nos rodea, lo cuidamos y lo respetamos más.
Mi objetivo es que esos datos se sepan para contribuir a generar esa cuestión identitaria.
—Sucede una paradoja con las redes sociales: en un punto nos alejan mostrándonos contenidos de cualquier parte del globo, y en otro punto nos aproximan. Vos acercás a la gente que te sigue a lo que siempre estuvo ahí, a la vuelta de la esquina.
—Sí, de hecho puedo ejemplificarlo con un video que hice sobre Villa Inés, la casona en la esquina de La Rioja y Andrés Pazos. Lo que me atrajo la atención siempre es que en Paraná no es tan común nombrar casas como sí lo es en otras ciudades turísticas. Resulta que esta tiene un cartel en su frente. Yo pasaba por ahí seguido y no sabía la historia hasta que la curiosidad me puso a investigar.
Suele suceder que uno puede conocer los pormenores de una casa famosa de Estados Unidos, pero no los de las locales que son emblemáticas o llamativas.
—¿Qué es Villa Inés?
—Resumidamente, una casa grande en la que vivió un matrimonio. Diomiro Ghiggi, descendiente de italianos, quien llegó al país a principios de siglo XX, e Ínes Galizzi de Gobernador Mansilla. El esposo construyó la casa y en homenaje le puso el nombre de su esposa. Él falleció repentinamente joven. La construcción sigue perteneciendo a sus herederos.
—Desde tu mirada de profesional del turismo, ¿qué le hace falta a Paraná?
—Es difícil de responder porque le faltan un montón de cosas. Prefiero poner el foco y apreciar lo que ya tenemos.
Sí es necesario sacar la mirada del Centro. Pienso en los barrios. Me han recomendado que muestre lugares que están fuera del casco histórico de la ciudad.
Es cierto que gran parte de la historia se concentra allí, pero también hay particularidades interesantes en los barrios como la zona del Parque Gazzano o Bajada Grande que sería bueno revisar y rescatar.
—¿En general, se cuida el patrimonio urbanístico – arquitectónico de la ciudad?
—Sí y no. Existe una ordenanza que establece que las fachadas arquitectónicas antiguas tienen que ser conservadas. Si las empresas privadas quieren construir en el terreno, tienen que preservarlas. No siempre se cumple.
La ciudad posee edificios que son considerados monumentos históricos nacionales como la Escuela Normal, el Teatro 3 de Febrero y la Casa de Gobierno. Estos sí están siendo cuidados.
—¿Considerás que se puede apostar al turismo de formas que no estamos viendo?
—Durante las últimas gestiones de gobierno municipal se viene haciendo un buen trabajo en la materia, sobre todo en la realización de eventos de gran convocatoria que entretienen a residentes y no residentes mientras mueven las economías regionales. No obstante, estos encuentros son puntuales en determinadas fechas.
Paraná se caracteriza por ser una ciudad de paso o de fin de semana largo. Es difícil explotar el turismo en un lugar que infraestructuralmente no da para eso. Por ejemplo, en Semana Santa suele venir la mayor cantidad de visitantes y en la Fiesta de Disfraces los hospedajes no dan a basto y los turistas tienen que hospedarse en otras ciudades. En este último caso, para el remisero, la costurera o la casa de disfraces no da igual si se hace o no.
En el río se podrían meter más fichas. Se puede trabajar en navegaciones y paseos, agigantando la oferta para quienes deseen venir a visitarnos.
Top 3: Los elegidos de Celina
Jacob fue consultada por su tríada de sitios preferidos de la ciudad de Paraná y subió al podio a los siguientes.
1 Parque Urquiza
“Tenemos la costanera más linda del país. No acepto discusión. El río y las especies autóctonas de flora y fauna conforman un paisaje inigualable”.
2 Teatro 3 de febrero
“Me encanta ir al teatro a ver obras artísticas. Es un sitio que se distingue por su elegancia”.
3 Catedral Nuestra Señora del Rosario
“Me gusta ir cuando tengo tiempo libre en el centro, recorrerla y apreciar detalles arquitectónicos de la época en la que fue construida. Allí, cada tanto, descubro tesoros”.