Teatro para estar cerca

21 abril 2025 5 minutos
Redacción

Uno de los organizadores del festival Más allá de los bulevares es Gustavo Bendersky. Según le dijo a Tekoha, esta acción colectiva tiene como premisa la de “aportar a la descentralización y democratización de la cultura, además de favorecer el acceso para toda la ciudadanía y promover la formación de nuevos públicos”.

Para el entrevistado, la propuesta “abraza la idea de periferia en el sentido más amplio, moviéndose por y para poblaciones que están por fuera de lo considerado hegemónico, lo céntrico”.

–¿Cómo surgió la idea?

–El festival Más allá de los bulevares surge fundamentalmente como una extensión de la propia práctica del grupo. Tanto en la concepción de nuestros espectáculos como en su posterior circulación, la premisa permanentemente tiene que ver con llegar con nuestros espectáculos a los sectores más vulnerados, aquellos que difícilmente tengan la posibilidad de apreciar un espectáculo de teatro o irse hasta el centro para ver una película en el cine.

Sostenemos en nuestro quehacer la idea de que descentralizar las actividades artísticas y culturales es un modo de nivelar -aunque sea mínimamente- las oportunidades de crecimiento social en todos los sectores económicos.

Por esto, la premisa de trasladar la actividad teatral por fuera de los bulevares se desarrolla en un doble sentido: por un lado, romper la idea de centro y periferia, saliendo de los espacios en los que mayormente se desarrollan más actividades culturales, o se desarrolla una “cierta cultura” para un tipo de ciudadanxs que son quienes habitan las zonas comprendidas entre los bulevares de nuestra ciudad; y, por otro lado, moverse desde los márgenes en un sentido más profundo, moverse con y para lo invisibilizado, lo vulnerado. Dedicando nuestro trabajo a las comunidades que no se encuentran en el modelo social aspiracional.

–¿Es una propuesta que se basa en el derecho a acceder a la cultura o que tiende a la creación de públicos?

–Como trabajadores de la cultura, defendemos el acceso irrestricto y permanente a la cultura y a las expresiones artísticas en tanto derecho inalienable que el Estado debe garantizar en todas las etapas de nuestra vida y en cada rincón de nuestra ciudad, de nuestra provincia y del país. Tratamos permanentemente -en los ámbitos de debate y discusión, pero sobre todo a través de nuestro accionar- de franquear resueltamente esa falsa antinomia entre comer o leer, entre alimentarse material o espiritualmente. Nos resulta evidente que pavadas de esa índole no hacen más que embarrar la conversación y estrechar los márgenes de nuestro crecimiento como comunidad y como personas.

No obstante, para que todo el mundo pueda disfrutar de una muestra de arte, una película o una obra de teatro, no basta sólo con ofrecerla. Es necesario, además, trabajar en el fomento y la creación de espectadores activos, involucrados, que se sientan interpelados por el teatro, que lo puedan vivenciar y referenciar como un espacio que de algún modo les pertenece; y donde pueden verse reflejados y ensayar -metafóricamente- algunos otros mundos posibles, más allá del cotidiano, siempre acechante y peliagudo.

–Los lugares elegidos, en general, son centros de convocatoria comunitaria pero no son espacios dedicados a las expresiones artísticas. ¿Qué valor le asignan?

–Es justamente en esa distinción entre un centro comunitario (que atiende ciertas necesidades básicas de lxs vecinxs de un barrio) y los espacios dedicados a la actividad artística donde nosotrxs vemos una herida que es preciso ayudar a cicatrizar.

El valor artístico de un espectáculo teatral no tiene por qué estar reñido de su alcance y significación político y social ¡Al contrario! Estamos convencidxs de que ambos aspectos se retroalimentan de una forma potente y contemporánea; se deben mutuamente.

Las artes vivas en general tienen una característica asamblearia y de comunión.

No obstante, para que esto acontezca es preciso contrariar ciertos presupuestos, desandar algunos caminos y pensar en el teatro -y las artes en general, claro- como ámbitos de lo humano, de lo vecinal, de lo colectivo. El teatro ha estado -a lo largo de la mayor parte de su historia- en convivencia estrecha con el deporte, con la educación, con la salud. No vemos razón alguna para aislarlo de esas otras manifestaciones que en su conjunto fortalecen y nutren permanentemente lo social.

Esta postura no significa en absoluto desconocer las especificidades del hecho artístico -sus ámbitos de incumbencia, su modo de conocer y narrar el mundo, la formación que requiere para ser llevado adelante, su carácter de oficio-, sino simplemente asumirlo como una parte del todo, nunca aisladamente de un destino en común.

–¿Podrías repasar sucintamente las obras que serán puestas en escena?

–El lunes 21 de abril se presentará Valga la redundancia! Manso desconcierto de Compañía Teastral, en la Escuela Hogar Eva Perón. El martes 22 de abril a las 18, Cenizas quedan… siempre, en el Penal N°6 Concepción Arenal, de Ceniceres grupo.

El jueves 24 de abril a las 16 en el Hospital Escuela de Salud Mental se desarrollará la función de Mar del Sur una co-producción de Compañía Le Feu y Compañía Teastral

El sábado 26 en la plazoleta de Pronunciamiento y Espejo se presentará Julieta… ¿Y Romeo?, de Compañía Arde la nona.

La última obra que se presentará es Montoto y Magoya, una historia despistada, del grupo Montoto y Magoya, en el barrio San Martín, en el Aula Taller (Cortada 1316). Será el domingo 27 a las 16.

Todas las funciones excepto la que se desarrollará en el Penal N°6 son abiertas al público en general y con acceso gratuito.

–¿Qué significación tiene que el teatro sea excusa de reunión y disfrute compartido, en los tiempos actuales?

–Pergeñamos este proyecto apostando -desde nuestro lugar como trabajadores de la cultura- a fortalecer la dimensión comunitaria de la vida social, es decir, ese lugar de la vida social en el cual la identidad se define por la pertenencia a un nosotrxs, que quiere decir un “nos-otrxs”, es decir un sujeto que incluye a otrxs para poder ser plenamente. El teatro no es por supuesto la única, pero quizás una de las más potentes maneras de re-enlazarnos como individualidades que pertenecen a una comunidad. El teatro genera sentido de pertenencia y reafirma nuestra condición de ciudadanxs, a través de la celebración y el disfrute.

Ante el peligro latente que entrañan las nuevas derechas y sus mecanismos de terrorismo emocional, con el innegable avance de las posturas de odio y deshumanización hacia todo aquello que sea considerado “el otro”, sin duda el teatro debe ser uno de los bastiones y espacios de testimonio, que habilite otras voces, otras narrativas, otros modos de habitar el espacio común.

Te recomendamos…

Recuerdos para un inolvidable

Recuerdos para un inolvidable

La muerte del pianista Gari Di Pietro llenó de sentida tristeza a un amplio colectivo de artistas que, por los avatares de la cultura urbana, compartieron con él espacios de formación y como colegas. Parte de su legado musical quedó impreso en los libros de partituras...

Buscan declarar a La Chinita área natural protegida

Buscan declarar a La Chinita área natural protegida

Los diputados debatieron en comisión un proyecto de ley para la incorporación de la Reserva Municipal, de Villaguay, al sistema provincial de áreas naturales protegidas. La comisión de Recursos Naturales y Ambiente de la Cámara de Diputados, que preside Juan Manuel...

Cuatro días en la vida

Cuatro días en la vida

Con una variada agenda de propuestas, la ciudad de Paraná se prepara para una de las fechas más esperadas en materia turística: la Semana Santa. Entre las iniciativas se destaca la Fiesta de la Empanada de Pescado que tiene como eje al célebre paraje de Puerto...