Los brotes vigorosos de un tango moderno

22 octubre 2024 4 minutos
Víctor Fleitas

Los que gustan de los repertorios tangueros de calidad, que han trascendido las épocas, tienen una cita de honor el próximo viernes, en el auditorio Walter Heinze de la Escuela de Música. En esa oportunidad se presentará Gabriel de Pedro, junto a un sólido grupo. Antes, accedió a una entrevista. La problemática de las identidades locales en un mundo interconectado y desigual atravesó la charla en la que, además, aprovechó para recorrer su trayectoria musical.

“No nos gusta la idea de un tango de museo; preferimos un tango actual, vigente, ese que late en cualquiera de nuestras ciudades”, le dijo a Tekoha Gabriel de Pedro, pianista, compositor, arreglador y docente, nacido en la ciudad de Santa Fe, egresado del Instituto Superior de Música de la UNL.

Con su grupo presentará el espectáculo Tango Expandido. Será el viernes 25 a las 20, en la Escuela de Música, Danza y Teatro Prof. Constancio Carminio, Italia 61, con entrada libre y gratuita.

“El repertorio contiene clásicos de José Canet, José Dames y Astor Piazzolla junto a temas de Charly García y Luis Alberto Spinetta, en los que aparece un ADN tanguero”, dijo ante una consulta, al añadir que también ejecutarán temas propios cantados e instrumentales.

A De Pedro (voz, piano, bandoneón, composición, arreglos y dirección musical), lo acompañará un grupo integrado por Mauricio Pitich en guitarras; Gabriela Peirano, en violoncello; y Martina de Pedro, en teclados, percusión y ukebass. Como músicos invitados, se presentarán los profesores Octavio Ludi, en bajo, y Federico Sgarbanti, en batería y percusión.

A continuación, se pueden repasar los fragmentos más significativos del diálogo mantenido.

–¿En qué consistirá la propuesta Tango Expandido?

–El espectáculo refleja una postura sobre el tango canción y se orienta a potenciar los componentes musicales y poéticos que, a veces, quedan disimulados en la escucha irreflexiva y que, con aportes de la armonía y la instrumentación, recobran su brillo expresivo.

Ayuda el hecho de que el repertorio esté compuesto por un tipo de composiciones de notable originalidad y belleza. En la noción de expansión que proponemos las partes instrumentales tienen tanta importancia como las cantadas. El otro carácter vinculado es la fusión, tan presente en los llamados autores evolucionistas del tango. Pienso en Julio De Caro, Osvaldo Pugliese o Aníbal Troilo que hacían una música bailable que a la vez iba más allá, hacia un refinamiento de los tratamientos.

–De manera que el planteo no es novedoso…

–No, claro. Estamos inscriptos en esa tradición que se actualiza permanentemente. A alguno le parecerá que debería nombrar a Astor Piazzolla y acaso tenga razón. Lo que pasa es que el marplatense se abrió incluso de ese lote de creadores y modeló un tango argentino, cósmico y galáctico.

Por su calidad, esas corrientes influyeron también en el resto del repertorio popular, del rock sin ir más lejos.

Entonces, en nuestro espectáculo la música tendrá momentos de intimidad, propondrá aromas de estos nombres propios que hemos repasado, desde mi horizonte que es el tango. En esa dinámica puede sobrevenir un dueto de canto y guitarra, el protagonismo del piano solo o del bandoneón, la presencia del cello o de la percusión, o la expresión del grupo completo con ratos en que la imaginación puede volar como en el cine.

–¿Qué relación puede establecer entre la expresión “tango expandido” y tu trayectoria (folklore, rock, música urbana, jazz)?

–Tal cual. Con esos ingredientes fui forjando mi trayectoria. El piano, en un punto, propició esas experiencias diversas: tocar folklore, lo que me permitió ser parte del documental en homenaje al centenario de Ariel Ramírez; o haberme integrado a la banda de jazz rock Mo’ blus, en Santa Fe. Tuve la suerte de presentarme en Estados Unidos, Brasil,  Chile, Uruguay y Europa.

De manera que no hay forma de evitar que la música urbana se haga presente en mí y, al mismo tiempo, aparece también el componente conceptual que aporta lo académico. Con esos ingredientes conformamos un ambiente sonoro del que surgen paisajes.

–¿Cómo sentís que se comunican los perfiles de pianista, compositor, arreglador y docente en tu trabajo como músico?

–Cada uno de esos oficios tiene una experticia singular. Pero con el tiempo se van comunicando, no siempre amistosamente, por cierto: de vez en cuando me encuentro preguntándole al pianista que soy  ‘quién escribió eso’  y estamos un rato discutiendo el tema. Por suerte, son ciclos breves. En ese sentido, creo que la docencia hace de mediadora, porque en el contacto con el estudiantado se reciben devoluciones enriquecedoras que me hacen ver el lado bueno de lo realizado, lo que habilita una conciliación conmigo mismo.

Desde allí, agradezco a la vida, a Dios, a las personas que me legaron algo de su riqueza como lo hicieron mis maestros Edith Valeri de Montrul, Amalia Pérez o Gerardo Gandini; o los seres que me aconsejaron tan bien como Nicolás Ledesma. Así, de pronto, todas esas voces y gestos que nos habitan se juntan, se amigan conmigo y me sugieren que hay una identidad musical que todas ayudaron a modelar.

–Y a esa rueda se suma el canto…

–Es verdad. Un canto urbano mío, heredado de la trova santafesina, rosarina, de tan fuerte arraigo.

–Sos un músico cosmopolita, viajero. ¿Sentís que esas culturas enriquecieron tu mochila estética o los nuevos caminos llevaron a confirmarte en una identidad regional?

–Sin dudas. Me sirvió reconocer las singularidades culturales de los lugares que me tocó conocer y advertir de qué modo valoran su identidad. Como ante un espejo, empecé a preguntarme por mis raíces y mis ramas, lo que me confirmó en la idea de vivir en Argentina, pudiéndolo hacer en otras partes del mundo.

Pero mi pozo petrolero estaba acá. De ahí brota mi combustible. Esa convicción apareció de manera indirecta: cuando tocaba afuera me hacían sentir como un embajador de mi tierra.

–¿Y qué agradecían?

–Que mostrara quién soy, de qué estoy hecho. Porque cuando los músicos tocamos, mostramos el barrio, la ciudad, los amigos, la familia, el país. En mi caso, ser argentino y litoraleño.

Con Mauricio Petich estamos recopilando tangos de autores santafesinos, para visibilizar aún más lo regional. De manera que a aquella mochila de la hablábamos, no la lleva solo: van conmigo mi familia y los músicos que me acompañan

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