Con un puñado de 18 canciones, el Dúo Enarmonía buscó prolongar los aromas de una amistad de dos décadas con Rafael Amor, fallecido en 2019, a los 71 años. Vivito y cantando se llama el disco que al compás múltiple de zambas, tangos, candombes y joropos ha recuperado la narrativa poética de Amor, tan fuera de lo impuesto y tan vigente.
El vínculo entre Haydeé Chaparro, Guido Tonina y el trovador viajero surgió de casualidad, sin que ninguna de las partes lo buscara explícitamente. Fue en Cosquín, un poco por la picaresca con que Rafael Amor enfrentaba al público en sus espectáculos y otro tanto por la incapacidad de Chaparro de ponerle coto a las risotadas que las intervenciones desde el escenario le producían.
Luego, la charla siguió en La peña de los Copla. Amistades compartidas, como la del recordado Mario Alarcón Muñiz, empedraron un camino de coincidencias políticas y estéticas que se consolidó en la vida diaria, más allá de lo estrictamente artístico, pero sin dejarlo al margen, porque Amor portaba una lírica que no sabía de recreos ni estaba sujeta a la noción tradicional de lo profesional.
Desde entonces se acostumbraron al paso del otro, a sus tiempos, a sus rutinas familiares, a sus formas de vocalizar la existencia. Al diálogo se integró Pili Campos y en el alboroto de discusiones, sobremesas, caminatas y colaboraciones, la relación se barnizó de belleza y humanidad, que es lo que hace que alguien permanezca presente pese a haberse ido.
El disco con que se honra aquella confraternidad a corazón abierto es un pequeño tesoro para los sentidos. Chaparro y Tonina no realizaron solamente una compilación de las composiciones mejor logradas de Amor; emprendieron la construcción de una antología que recuerda al compositor e intérprete original, pero que sabe a Dúo Enarmonía, lo que supone una búsqueda artística, estilística y expresiva de fuste.
Con versos exhaustivos y emotivos, Vivito y cantando pone en valor el compromiso político con los que luchan de Rafael Amor; el impacto sensible de sus recuerdos, descriptos con precisión de antropólogo; la claridad para caracterizar la vileza traidora, desleal o hipócrita del falluto; y la noción compañera del amor, que proyecta a los seres humanos más allá de la intensidad física que compartan.
Vivito y cantando es una oda a esas amistades que huelen a comida casera. A un tiempo de disfrute reposado, sin apuro de reloj. A calma. A hogar.












