Entre el viernes 21 a las 21 y el domingo 23 a las 18 se desplegará en Paraná una amplia gama de propuestas circenses, con epicentro en el Teatro 3 de Febrero pero con eventos en distintos puntos de la ciudad. La agenda del Festival Entrerriano de Circo abarca espectáculos e instancias de formación para artistas de toda la provincia. En esta nota, los detalles.
Lejos de las carreras de carros y caballos, las competencias deportivas o las peleas de gladiadores que marcaron sus orígenes hace quince siglos en la lejana cultura romana, el circo se ha ido transformando en un arte escénico en el que acróbatas, malabaristas, payasos, trapecistas, equilibristas, bailarines e ilusionistas generan galaxias tenues, pompas de jabón imaginarias, destinadas a hacer reír o a maravillar por la aplicación magistral de la fuerza, la flexibilidad, la coordinación y el control corporal, además de la comedia y la actuación.
Es un oficio que muchas veces implica riesgo físico, que el espectador sospecha, pero el artista debe prever para tejer a tiempo una red invisible de contención. Es cierto, en el circo se desafían las leyes de la gravedad y del individualismo: es una práctica colectiva que se sustenta en la confianza de uno mismo y hacia el otro.

El caso es que los artistas circenses se encontrarán nuevamente en el Festival Entrerriano de Circo, en Paraná, un evento para deslumbrar a nuevos públicos y a los de siempre, pero también una oportunidad de formación, de comunicación de experiencias de gestión y construcción de espectáculos; en definitiva, de transmisión de saberes.
Tekoha conversó al respecto con Daniela Farfala, una de las organizadoras de la propuesta. “Los motivos que acercan a las personas al circo son múltiples: el placer de descubrir nuevas formas de expresión, la conexión con el propio cuerpo, los vínculos que se generan en los espacios de entrenamiento o el deseo de desarrollar una producción artística propia o colectiva”, caracterizó, al sentenciar que “la cultura circense no es solo un conjunto de técnicas o habilidades físicas, sino una forma de ver y habitar el mundo, donde la destreza, el riesgo y la creatividad conviven con la cooperación, el juego y la adaptación”.
–¿De qué va el Festival Entrerriano de Circo?
–Es un evento que reúne a artistas de diferentes disciplinas circenses para compartir su arte con la comunidad. Durante tres días, en distintos espacios se realizan espectáculos, talleres y encuentros donde el circo se presenta en su dimensión artística, educativa y cultural.
No es solo un festival de entretenimiento, sino también un espacio de aprendizaje y encuentro entre artistas y públicos diversos, donde el circo se muestra como una forma de expresión accesible, inclusiva y profundamente comunitaria.
Más que divertimento, el festival es una apuesta por el acceso a la cultura, la construcción colectiva y la visibilización y el rescate de esta actividad que tiene una gran relevancia a nivel nacional y en la historia de nuestra región. En un contexto donde el individualismo y las dificultades económicas pesan sobre la vida cotidiana, creemos que reír, sorprenderse y encontrarse son actos revolucionarios.
–¿Quién lo organiza?
– Un equipo de artistas de circo, danza y teatro que hemos confluido en este camino y conformado un grupo de trabajo sólido y comprometido. Somos Julieta Zalazar, Nahuel Valiente, Gonzalo Siandra, Emanuel Alassia y yo, Dani Farfala.
Más allá de nuestras diferentes trayectorias, compartimos la convicción de que el circo es un arte que merece ser visibilizado y fortalecido. Frente a cada desafío que se presenta, accionamos y buscamos respuestas para que el festival siga creciendo y llegue a más personas.


–¿Cómo se sustenta?
–Nos manejamos de manera autogestiva, también nos presentamos a los programas estatales y gestionamos con distintos sectores. Hemos sido seleccionados por segunda vez en el FEICAC (Fondo Económico de Incentivo a la Cultura, las Artes y la Ciencia), contamos con el acompañamiento del municipio y gestionamos apoyo de la Secretaría de Cultura de la provincia. También trabajamos en conjunto con espacios culturales independientes de la ciudad, conseguimos sponsors, recibimos la colaboración de gente amiga que aporta su tiempo y trabajo, y el público contribuye con la compra de entradas o a la gorra. Además, estamos vendiendo remeras para recaudar fondos. Este festival no tiene fines de lucro.
En el contexto actual, sostener un evento de esta magnitud es un desafío enorme, pero estamos convencides de que es necesario: el pueblo necesita reír, asombrarse y disfrutar de espectáculos de calidad, porque el arte también es un derecho. Hay que ser cuidadosos y sostener este tipo de actividad y espacios, porque tienen un gran potencial a futuro, genera mucho impacto en una persona, en une niñe, cambia visiones, despierta curiosidades. Es mostrar otra forma de vivir y otros oficios, que no son los convencionales, que sostienen un tipo de sistema que nos quiere sin risas.
De ayer a hoy
–¿Cómo fue la edición anterior?
–La primera edición del Festival Entrerriano de Circo fue un gran paso para visibilizar el arte circense en nuestra provincia. Se realizó con firme autogestión y apoyo de la comunidad, logrando una programación variada con espectáculos, talleres y espacios de encuentro.
Nos sorprendió la respuesta del público: familias, infancias, jóvenes y adultes se acercaron a compartir funciones en distintos puntos de la ciudad, demostrando que hay un gran interés por el circo como expresión artística y cultural.
También fue una experiencia de aprendizaje para el equipo organizador, porque nos permitió entender qué dinámicas funcionaban mejor y qué aspectos necesitamos fortalecer para la siguiente edición, como por ejemplo los tiempos previos necesarios para reservar espacios, negociar los pasajes, conseguir sponsors.


–En base a esa experiencia, ¿cómo planificaron la de 2025?
–Para la segunda edición buscamos consolidar lo aprendido y profundizar en nuestro enfoque de cultura comunitaria. Incorporamos una función articulada con el municipio para llevar el festival a barrios periféricos, ampliamos la red de espacios culturales involucrados y fortalecimos la organización para garantizar mejores condiciones para artistas y espectadores.
También sumamos la Varieté Pre Festi, evento que llevamos a cabo junto con la gente de Tierra Bomba, pensada para artistas sin experiencia escénica, como una forma de abrir aún más el festival a quienes están dando sus primeros pasos en el circo.
Todo esto con la intención de seguir creciendo sin perder el espíritu colectivo y accesible que nos impulsó desde el inicio.
–Hay una constelación de espacios donde el público podrá acercarse a disfrutar del arte circense, ¿con qué criterio fueron elegidos?
– Por un lado, buscamos lugares con trayectoria en la gestión cultural independiente, ahí entra Saltimbanquis, que ya tiene un vínculo con el público y un compromiso con la difusión del arte. Por otro lado, incorporamos la diversidad de escenarios: desde salas hasta espacios al aire libre, para que la experiencia del festival sea variada y accesible para distintos públicos.
También consideramos la posibilidad de descentralizar algunas funciones, llevando espectáculos a barrios donde el acceso a este tipo de propuestas no es tan frecuente.
Tomamos en cuenta nuestro patrimonio cultural e histórico, por eso elegimos el Teatro 3 de Febrero, un espacio emblemático que, antiguamente, albergó una pista de circo. Esta elección no solo resignifica el vínculo entre el circo y la ciudad, sino que también recupera parte de nuestra historia y la proyecta en el presente.

–¿En qué consistirán las instancias de formación?
–Estarán compuestas por talleres y capacitaciones dictadas por artistas y docentes con amplia trayectoria en distintas disciplinas circenses, regionales, de otras provincias y, en esta ocasión, nos acompaña una renombrada artista internacional, Luciana Mosca (Chile). Serán encuentros abiertos a la comunidad, con propuestas tanto para quienes ya tienen experiencia como para amateurs.
–¿Sobre qué áreas se trabajará?
–Los talleres abordarán diversas áreas dentro del circo, desde técnicas específicas como acrobacias aéreas y grupales de piso, malabares, palo chino, seguridad, gestión y organización, trabajo escénico. Varias propuestas que integran otras disciplinas como la danza y el teatro, con el objetivo de enriquecer el lenguaje circense y ofrecer herramientas a quienes buscan profesionalizarse o ampliar sus recursos artísticos.
En perspectiva
–Se puede intuir que los malabares y las rutinas de equilibrio y dominio del cuerpo están aglutinados a una forma de ver el mundo, también. Pero, ¿qué es la cultura circense, como se adquiere, qué lugar tiene el otro en esa concepción?
–La cultura circense no es solo un conjunto de técnicas o habilidades físicas, sino una forma de ver y habitar el mundo, donde la destreza, el riesgo y la creatividad conviven con la cooperación, el juego y la adaptación. Se construye con el aprendizaje compartido, la transmisión entre pares, es la experimentación constante y el desafío personal. No es sólo un saber técnico, sino también una manera de entender el cuerpo en relación con el espacio, el tiempo y les otres.
Les otres en la cultura circense es fundamental, como en la vida misma, en la sociedad, en lo cotidiano: une compañere de escena, el apoyo en las acrobacias es base y sostén, y los espectadores que completan el acto con su mirada. No hay circo sin vínculo. El equilibrio no es solo físico, sino también relacional: confiar en le otre, sostener y ser sostenide, leer los tiempos, las respiraciones y los movimientos ajenos, anticipar y responder. En ese intercambio, la cultura circense se vuelve una comunidad, un lenguaje compartido que excede el escenario y se proyecta en la vida cotidiana.

–Fuera de estos encuentros, ¿qué desarrollo tiene la actividad cirquera en la ciudad?
–La movida circense en Paraná es diversa y está en constante crecimiento. Existen espacios independientes dedicados a la enseñanza y desarrollo de disciplinas circenses, como el Centro Cultural La Hendija, Saltimbanquis, Menagerie, Acrobacias Aéreas Invertidxs y Aerial Fly, y otros. Yo doy clases en el Complejo Comunitario Barrio Mitre. Además, en varios clubes han comenzado a dictarse clases de expresión corporal, especialmente de acrobacias aéreas.
También está la Escuela Municipal de Circo Larrisa, que funciona en el Centro Cultural Gloria Montoya y ofrece talleres gratuitos para diversas edades, desde los 5 años en adelante, en disciplinas como acrobacia de piso, teatro, clown, malabares y acrobacias aéreas.
El público que entrena, practica y ejerce el circo como oficio es amplio y diverso, desde infancias hasta adultes, y los motivos que los acercan a este mundillo son múltiples: el placer de descubrir nuevas formas de expresión, la conexión con el propio cuerpo, los vínculos que se generan en los espacios de entrenamiento o el deseo de desarrollar una producción artística propia o colectiva. Por eso, quienes practicamos circo somos todes. El único requisito es el deseo de aprender y la disposición a enfrentar frustraciones y dificultades que, con el tiempo y el acompañamiento colectivo, pueden transformarse en aprendizajes y evolución. Saber reconocer los propios límites también es parte fundamental del proceso.
A nivel provincial, el panorama es amplio y en crecimiento, aunque no contamos con datos concretos. Sin embargo, tenemos conocides en distintos rincones de Entre Ríos, y cada vez hay más personas interesadas en desarrollarse en este ámbito. Uno de los objetivos de este año del festival es justamente relevar información y generar un registro que dé cuenta del desarrollo del circo en la provincia.


Una agenda cargada
La segunda edición del Festival contiene una variada programación que incluye tres variettes, jornadas de capacitaciones y espectáculos de calle, llenos de acrobacias, risas y magia.
Viernes 21 de marzo:
● Variette de Apertura: A las 21, la sala de teatro Saltimbanquis será el escenario para la gran variette de apertura. Entrada gratuita con aporte a la gorra.
● Espectáculo de Circo: A las 17, en el Complejo Comunitario de Barrio Mitre, Cía. Atope presenta un espectáculo para toda la familia, de acceso libre y gratuito.
Sábado 22 de marzo:
● Gala de Circo: A las 21, el Teatro 3 de Febrero recibirá a les amantes del circo con una gala única. Las entradas están a la venta con un valor de $8000 anticipadas y $10,000 en puerta.
● Espectáculo de Circo: A las 17, en Miradores de Bajada Grande, Cía.Todo presenta su función para todo el público, de acceso libre y gratuito.
Domingo 23 de marzo:
● Variette de Cierre: A las 18, en la Plaza de las Naciones, el festival culmina con un evento a cielo abierto para despedir a todo el público con el mejor circo.