Una caudalosa cuota de diversión reflexiva se liberará el martes en el Teatro 3 de Febrero, cuando estudiantes secundarios den entorno y sustancia a una nueva fiesta karaoke, reunida bajo el mito griego de Fedra, que sigue hablando. El responsable de la propuesta es el Equipo de Educación por el arte, de Teatro del Bardo.
El martes 3 de septiembre a las 10, Teatro del Bardo pondrá a marchar la rueda loca de Fedra en Karaoke en el Teatro 3 de Febrero.
Inspirada en la tragedia griega, la iniciativa es parte de un dispositivo que le permite a la escuela asomarse a inquietudes centrales que las currículas no suelen abordar como el papel de la mujer en las sociedades antiguas y su relación con nuestra actualidad.
Con la actuación de Juan Kohner y la dirección de Valeria Folini, la obra empieza y termina en los estudiantes que, primero, reciben una información fundamental desde la cual se acercan a la puesta, participan activamente en la escena y, luego, reflexionan, interactúan, convierten lo expresado en motor vital.
Así, mientras Fedra espera y desespera, se convierte al teatro en una herramienta para el conocimiento, una estrategia que del Bardo viene desarrollando desde 1999.
Por desafiante, dadas las características del público al que debe conquistar, la propuesta merece ser abordada un poco más en detalle. Tekoha entrevistó a Juan Kohner, que despliega una variada gama de recursos expresivos y talentos como protagonista de la obra.


–Fedra en Karaoke es un clásico de Del Bardo, ¿en qué crees que radica su vigencia?
–Lleva trece años recorriendo los espacios más diversos, así que sí es un clásico de nuestro repertorio. Tengo bien fresca la referencia porque en el año que estrenamos nació Felipe, mi hijo.
Es difícil teorizar acerca de cómo se vuelven vigentes las propuestas teatrales y por qué se mantienen así, en la consideración de la gente. Pienso que en buena medida el derrotero de las obras está atado a quienes las hacen y a sus inquietudes. En nuestro caso, es muy fuerte la determinación de ir construyéndole circuitos a los espectáculos como parte de una estrategia para crear nuevos públicos. Y al buscar cómo interactuar con esos grupos vamos hallando senderos expresivos y temáticos que nos renuevan y renuevan las propuestas, las actualizan.
En ese sentido, a la maleabilidad del proyecto puede que haya ayudado el hecho de que se trate de un unipersonal.
–La impresión es que un unipersonal es más fácil de adecuar, más allá de que desplegás varios personajes en escena…
–Teatro del Bardo se jacta de su carácter colectivo. Nos gusta trabajar y hacer en equipo. Aglutinarnos. En el caso de Fedra, que sea unipersonal nos da más facilidad para movernos y actuar en espacios imponentes como el 3 de Febrero o modestos como un salón escolar.
Por fuera de estos detalles interesantes, entiendo que el dispositivo es lo que vuelve sumamente atractiva la propuesta.

–¿A qué te referís?
–A que en Fedra los adolescentes pueden elegir una canción, subirse al escenario a cantarla, ser parte de esa fiesta en un punto irrepetible en la que, además, se comparten elementos para reflexionar sobre el lugar de la mujer.
En fin, que la presencia de la música, el aporte de la tragedia griega y la mirada sobre el lugar de la mujer moldean un espectáculo que los estudiantes celebran, mientras se cumplen los objetivos que persigue el equipo de educación por el arte.
Eso nos gusta: que la obra siga siendo una herramienta de trabajo que facilita el trabajo docente.
–¿Qué notan que pasa entre los estudiantes del público?
–Que les encanta: liberan una energía fantástica. Ellos van discurriendo en la trama de un modo bastante particular para el teatro. No esperan que una obra les abra el espacio. Eso sorprende, para bien. Les gusta también esos otros que el actor juega a ser.
–¿Cómo viven la experiencia ustedes? ¿Han retocado la obra?
–Es habitual que las obras que permanecen tanto tiempo sean transformadas. Fedra en karaoke cumple esa norma no escrita. El paso del tiempo nos encuentra siendo otras personas por dentro y por fuera y, además, la cultura está en permanente ebullición y, así, por citar un ejemplo, algunos chistes que contábamos en una época hoy ya no causan la misma gracia.
Además, la temática es abordada con otra sensibilidad 13 años después. La historia que se cuenta es el origen del drama de la tarde, de la telenovela: la mujer espera al amor de su vida, que no le es correspondido, y muestra lo que hace convencida, de que obra bien. El análisis de ese papel y la reflexión sobre qué otras cosas pudo haber hecho Fedra es profundamente aleccionador para todos porque vamos tomando notas que nos servirán a la hora de vivir las historias.

–¿En qué consiste el programa Educación por el arte?
–Al proyecto lo heredamos de otro grupo, llamado Viajeros de la velocidad. Le dimos continuidad y una dinámica particular, en la que la obra se integra a una instancia de debate que potencia la experiencia.
Nuestra idea primera fue buscar público para nuestras obras y al encontrarlo en los bulliciosos patios escolares nos acostumbramos a que ese contexto interpele nuestro oficio y deje marcas en la obra, por ejemplo en el humor y el ritmo.
Así se configura una herramienta que es mucho más productiva para abordar asuntos que, en una clase común y corriente, terminaría siendo tedioso.
–¿Cómo se contactan con ustedes?
–Para reservas e informes comunicarse al 343 4 565942 (Valeria Folini) o a teatrodelbardo@gmail.com. La colaboración solicitada es de $1500.