Si bien hay mejoras que ya se perciben, el saneamiento del arroyo Las Viejas estaría terminado a mediados de 2025. Desplegada a la salida del Túnel, la obra es multipropósito. Contempla la jerarquización de un sector olvidado de la ciudad, en la que se dan la mano el deporte, el esparcimiento y el conocimiento, pero que también es zona de pasaje hacia las vertiginosas urbanizaciones del noreste y puerta de acceso a la capital provincial.
En la memoria de Paraná, el arroyo Las Viejas ha quedado asociado a un sector urbanísticamente inhóspito, a determinadas horas incluso peligroso, una especie de gran baldío abandonado, con sus montes de cañaverales, el relleno de escombro en camionadas y la inevitable colonia de alimañas.
Entre esos matorrales, a espaldas de la ciudad que los miraba de reojo desde la ventanilla, buscaba el río el arroyo Las Viejas, producto de la confluencia de los arroyos Culantrillo, que nace por el viejo Hipódromo, y Colorado, que dibuja sus primeras serpentinas por Francia y López Jordán.
Ubicados en el cuadrante noreste de la ciudad, estos cursos de agua reciben el aporte de unas 1.200 hectáreas, una superficie que representa a 27 parques Urquiza. Con los años, los malos hábitos de vecinos de distintas condiciones fueron convirtiendo esta red natural en una cinta transportadora de todo aquello que ya no servía o no se quería: mascotas muertas, residuos domiciliarios, restos de poda, chasis de auto, gabinetes de heladera y abundante materia fecal de las conexiones cloacales clandestinas fueron, además de una formidable metáfora ciudadana, los causantes de una contaminación que recién se apreciaba en toda su magnitud en la desembocadura de Las Viejas, cuando las aguas fétidas y verdolagas no terminaban de ser asimiladas por el bravo río Paraná.

La actividad deportiva y recreativa de distintas instituciones, los emprendimientos inmobiliarios y comerciales, junto al hormigueo incesante de caminantes, corredores y ciclistas, hicieron que la ciudad se enfoque en estos espacios vecinos al Túnel Subfluvial, primero como zona de pasaje y luego como área de radicación y desarrollo, ya que allí -por ejemplo- se incuban los proyectos digitales del Distrito del Conocimiento.
Aún hoy, que el saneamiento del arroyo Las Viejas está dando pasos cortos pero sostenidos, cuesta relacionar aquellas postales del descuido, las actuales imágenes de cuadrillas y equipos trabajando y las recreaciones gráficas de lo que será cuando concluyan las tareas, se parquice, quede habilitada e iluminada una nueva alcantarilla sobre Darwin (oeste/este) y calles paralelas al arroyo, se instalen barandas y bancos y de yapa se ordenen los desagües del Thompson, que se anega por sectores cuando las lluvias son abundantes.
Lo que está claro es que estas correcciones urbanas le darán otro vuelo a lugares que han permanecido en la penumbra del olvido, por décadas.
Privilegios
En efecto, el arroyo Las Viejas desagua en el Paraná, entre el complejo Thompson y el Club Náutico, luego de ladear la Villa Almendral. Desde allí se puede admirar el vasto río y disfrutar de una vista privilegiada del perfil edilicio mejor caracterizado de la capital provincial. Su nivel de contaminación (producto de la presencia de residuos domiciliarios y cloacales) ha afectado la playa y el balneario en la desembocadura, que es uno de los recursos más significativos que tiene la ciudad, y ha ido relegando un sector prometedor. De hecho, el arroyo está enclavado en uno de los ingresos a Paraná, a metros de un símbolo turístico como Puerto Sánchez.
“Cuando a fines de octubre decidimos retomarla, la obra tenía un 46% de ejecución; ahora estamos en un 54%”, le dijo a Tekoha el secretario de Planificación e Infraestructura, Eduardo Lorefice, al recordar que originalmente el proyecto se iba a materializar gracias a una alianza entre la Nación, la Provincia y el Municipio. Pero, por razones de dominio público, la inversión federal se detuvo hasta que la Comuna decidió continuarla con fondos propios.


“La primera etapa fue la canalización desde Ambrosetti hasta el río, muy importante para el saneamiento porque permitió eliminar las conexiones cloacales clandestinas y ordenó esa parte de la cuenca, donde hay asentamientos humanos”, explicó.
Ante una consulta puntual, subrayó que “es una obra compleja, de una erogación muy importante, que la Municipalidad lleva adelante con esfuerzo gracias a un acuerdo con la empresa, lo que evitó la sustanciación de un pleito judicial”.
Como no hay mal que por bien no venga, el parate para proponer aprovechar que el río estaba bajo para extender las derivaciones hasta el canal del río y evitar que las costas se sigan afectando por la eventual presencia de material contaminante.
–¿Cuál es la realidad de la obra al día de hoy?
–Se trabaja en el canal, en la instalación de los filtros biológicos, un sistema muy interesante por el que se utilizan plantas para la absorción de residuos en los efluentes.

–¿Con esos dispositivos se mejora la calidad del agua que se arroja al río?
–Hoy, sólo con las intervenciones que se hicieron y la eliminación de las instalaciones cloacales sobre el arroyo, las muestras tomadas han registrado muy buenos índices. Ya estamos en una situación mejor. De manera que cuando estén operativos los filtros biológicos los resultados serán superiores, con bajísimo nivel contaminante.
Es una buena noticia para el ambiente en general y particularmente para la playa del Thompson que estuvo mucho tiempo sometida a los embates de los efluentes dañinos y nauseabundos. Ahora, justamente, estamos trabajando en el sector para que la costa allí ofrezca óptimas condiciones para los residentes y turistas.
–¿Qué otros beneficios tendrá la obra?
–Se trata de un proyecto de saneamiento, de integración urbana y de conectividad que cambiará el aspecto de una zona de enorme potencial, donde convive el Distrito del Conocimiento, espacios para la práctica de deportes.
Por ejemplo, se abrirán al tránsito calles paralelas al arroyo que no estaban consolidadas y que, con la obra, quedarán pavimentadas, lo que volverá más fluida la interconexión vial y peatonal.
Además, el ordenamiento urbano del sector delimitará adecuadamente los espacios públicos que se constituirán, las nuevas calles y las áreas residenciales; si le sumamos que el sector estará iluminado y el arroyo ya no generará los olores habituales, podemos esperar que al final del proceso logremos revalorizar esta parte de la ciudad.