A veces vida y obra son parte de una misma escritura. Este parece ser el caso de Silvia Káter, un personaje que visitó Paraná para alentar los inclaudicables sueños de quijote en tiempos de pastillas para dormir. La historia de la artista argentina, radicada en México, está repleta de situaciones en que lo sombrío permite que resalte lo que realmente brilla.
El público que desbordó el espacio principal de Casa Boulevard / Sala Metamorfosis para disfrutar de Don Quijote. Historias andantes, un domingo a la noche de noviembre, no sospechó que la puesta en escena de la que disfrutó era, además de bello y laborioso dispositivo teatral, una metáfora de la vida de su protagonista, Silvia Káter, y una metonimia de sus convicciones artísticas y políticas.
Ciudadana mexicana naturalizada, hace cuatro décadas Káter armó su bolso argentino y se dedicó a andar por senderos espectrales, muchas veces abriéndoles la selva a machete y tesón. Cambió los caminos serpenteantes de su Catamarca natal, la rocosidad semiárida de su horizonte, su parsimonioso disfrute del rico acervo folklórico, por la exuberancia de un paisaje vegetal y cultural abierto al mar llamado Mérida, a 8.000 kilómetros de donde creció, también con fuerte presencia de tradición española, aunque más cosmopolita y colorida, inscripta en otra escala urbanística, con amaneceres de ensueño y anocheceres intensos.
El Golfo de México es testigo de que Mérida es un faro cultural y educativo. En ese contexto, Káter se hizo de un renombre, construyó un lugar de respeto, aprendió a ser amiga de sus amigos y tuvo en claro que a sus adversarios los enfrentaría con el gesto comprometido de la poética, campo de batalla donde se sienten más incómodos.

En 1990, un aire marítimo tropical le sugirió instalar una veleta que transformara fuerza en movimiento. Al proyecto lo llamó con el acrónimo Silkateatro Andante, una especie de átomo artístico que puede crecer y volver a su formación elemental en función de la aventura que tejiera junto a otros, sin sala, montada a un vehículo con capacidad de cargarla a ella y lo que ella requiriera para conmover.
Quijotesca, conoció una amplia galería de escuelas, auditorios y teatros de los más variados, canchas y bibliotecas, aulas y patios. Afincada a lo nómade, creyó ver que el arte escénico ligado a la educación podía ser el viento que haga girar el molino de las nuevas generaciones.
Girar y hacer girar: parecía un mandato del destino. Las adaptaciones de clásicos se sucedieron y sus habilidades comunicativas las pusieron a conversar, contra todo prejuicio, con niños y jóvenes, aparentemente atentos a otras excentricidades.
Una y otra vez Káter es la protagonista del mismo cuento. Llega a una ciudad, convence del sabor inolvidable de una piedra secreta que calienta con el sol de la experiencia antepasada y persuade a los pobladores de que, si cada uno contribuye con algo, juntos producirán un manjar. Hasta ahora la receta no le falló.
“El teatro es una trinchera”, supo comparar, al subrayar que su sentido último es el de “promover la unión en la diversidad”. Allí mismo completó. “Lo veo como un instrumento que puede favorecer la convivencia para combatir la barbarie, la intolerancia y el odio”. Para Káter, se trata de “una oportunidad de aferrarse a la belleza, al goce estético a través de las artes, de las escénicas en particular”.

Justamente, por un reconocimiento mexicano a su trayectoria, llegó un día a Paraná y a Concordia, como parte de un periplo que le permitió actuar en cinco provincias argentinas.
En Ituzaingó 80 ofreció una master class. La complejidad de un parlamento tornasolado de español antiguo, la velocidad de los relatos, la solvencia lúdica con que abrazó los cambios de personaje y la mágica integración con los elementos escénicos, no termina de sospecharse con total justicia en la expresión Teatro para una actriz y un mundo de objetos, con la que se promocionó el espectáculo.
Bajo la dirección de Raquel Araujo, Káter se las ingenió para sostener la narración sin que se adviertan los hilvanes. En ese contexto, lo humano fue lo precedente (la invención del juego a través de la dramaturgia y la transformación de las ideas en instrumentos escenográficos); pero también fue el hálito que, por unos instantes, le dio vida a lo inerte para volverlo una evanescencia estimulante.
Declarar que un personaje, principal o secundario, no es sólo una voz y un aspecto, es decir, una impresión externa, sino que además es producto de una historia; que es un ser de experiencias, un amasijo de intereses no exentos de contradicciones, cuya trayectoria y vínculos se manifiestan en la forma en que se expresa, es poner en evidencia el lugar desde donde se observa, se escribe y se actúa.
Esa convicción emergió de Káter en situación de entrevista. “Cuando tomé la decisión de entregarme por completo a la disciplina teatral, en 1984, no dudé ni por un instante acerca de que eso era exactamente lo que necesitaba: poder ser yo y muchas/os; condensar y multiplicar la Vida, ponerme en otros zapatos; prestar desde mi piel hasta mis neuronas, a otros seres; compartir, provocar convivios de manera plena y sensible”.

Primero lo de después
Terminada la función, agotada la vasta tanda de aplausos, la artista se recompuso de pronto, tomó una silla y, a mitad de camino entre la escena y la platea, propuso un diálogo con el público. Recibió elogios, naturalmente, por los 55 minutos de disfrute, pero dejó flotando dos ideas que tienen extraordinaria potencia. Por un lado, que el y la artista debe llegar a ver el mundo desde cada personaje que interpreta, desde el aparentemente accesorio hasta el considerado principal. Ese tipo de vínculo no toma partido por alguno en particular, en función de algún tipo de simpatía individual; procura entender las razones y sentimientos, la historia, sus incoherencias, sus deseos.
De ese modo, lo que Káter estaba exponiendo no era tanto una matriz de trabajo como la descripción de una maquinaria de sentido que, al intentar comprender las motivaciones, puede convertir al destinatario en un sujeto más comprensivo. Ya no se trataría, entonces, de leer o espectar para confirmar creencias o deleitarse porque sí, sino para abrirse a otras realidades y doctrinas, y ganar en sabiduría, gimnasia que guarda la recompensa de una mejor convivencia.
Actriz y gestora, maestra y productora, Silvia Káter no se restó méritos, pero aseguró que cualquiera, si aplicara su talento convenientemente, podría obtener resultados similares, con lo que rompió de un plumazo la fantasía de que el artista es tocado con una varita cósmica, pero también que la práctica sistemática es el método que permite alcanzar estándares de excelencia o al menos por encima del promedio.
Así, es difícil establecer en este momento si fue más valioso lo mostrado por Káter mientras zurcía con donaire paños de valentía, inteligencia y corriente locura del Caballero Andante o lo que declaró luego, en la charla cara a cara, cuando hizo de ella, sin máscara, personaje ni guion.
Hilos tenues
Como los caminos del Quijote, hay algo de inexplicable y a la vez de razonable en el vínculo de Silvia Káter y Paraná. Para dar con el inicio de la madeja, hay que retroceder hasta 2008 y situarse en San Pablo, Brasil. Hasta allí fue una delegación paranaense a participar de la III Mostra Latino-Americana de Teatro de Grupo. Se trataba de Gabriela Trevisani, Juan Kohner y Gustavo Bendersky que, en representación del Teatro del Bardo, ofrecieron Amarillos hijos. Del evento intervino también Silvia Káter, como artista invitada en una puesta del mítico La Rendija, de Yucatán, a cargo de Raquel Araujo, la misma directora de Don Quijote. Historias andantes.
El caso es que un comentario llevó a otro, los intentos de sostener la conversación no fueron en vano y al cabo de dos años, Bendersky, ya con Los Tocomochos, fue invitado a través de Káter al Festival Iberoamérica en Escena, organizado por La Rendija, en México. En aquella oportunidad, desde Paraná llevaron una versión singular de Don Segundo Sombra, con Bendersky y Nacho Koonstra en la dramaturgia, y Koonstra como protagonista del unipersonal.
En esa avenida de coincidencias, las colaboraciones se sucedieron hasta que Káter postuló al Programa Creadores Escénicos con Trayectoria, del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales, Convocatoria 2023, de la Secretaría de Cultura de México. Lo que hizo en Argentina y Uruguay está inscripto en la contraprestación de aquel financiamiento extraordinario: presentar en gira la obra Don Quijote. Historias andantes y tomar un seminario coordinado por Bendersky, que se llamó Escenas en almácigo, periplo que la llevó de Paraná a Concordia, con Villa Domínguez como bisagra intercostas.

Raíces
No hay por qué saber que Silvia Káter es Maestra Normal y Licenciada en Arquitectura y Diseño Urbano. Ha contado que desde niña tuvo inclinación hacia el teatro, el circo y los títeres y que en esa dirección se formó como artista aficionada, tanto teórica como empíricamente, ya que fue parte de distintas propuestas de radioteatro. No obstante, ni siquiera consideró que podía dedicarse a las artes escénicas cuando debió elegir una carrera. Recién en 1984, en medio de la maternidad, alumbró esto a lo que se dedicó: la educación a través del arte de construir ciudades, paisajes y edificios para contar historias inspiradoras.
“Extraño mi país”, dijo, lacónicamente, ante una pregunta puntual, en la noche dominguera de una Paraná primaveral. Sin lamento, porque es la vida que eligió. Desde esa convicción plantó sus 74 años sobre el escenario, propuso una actuación de excelencia, desgastante, llena de vitalidad y entrega. Llegó con un tesoro de siete valijas para deambular por llanuras, sierras y montañas. Y un día cualquiera se fue sin dejar huella más que el prodigio de un recuerdo hermoso o el atributo de haber servido de inspiración.
“La luz interior se recarga dejándonos iluminar por las y los otros y no solo a través de la teoría; lo importante es que podamos hablar con mayor libertad y cercanía de lo que nos importa.”, repite Káter en la memoria, mientras defiende su terquedad, la constancia y su disposición al aprendizaje permanente.












