El sábado 18 de octubre en la Casa de la Cultura, Ana Suñé Grupo presentará el trabajo que grabó bajo el sello Shagrada Medra: Para sanar. La producción se sostiene en un trípode expresivo: poesía que busca conmover, músicas enraizadas en la cultura latinoamericana y un sonido de grupo enriquecido con arreglos sutiles y originales. La actuación en Paraná abrirá la agenda de las presentaciones en público.
Bajo el propositivo título de Para sanar, Ana Suñé Grupo tiene para mostrar un puñado de canciones que hunde sus raíces en la riqueza de los ritmos y armonías del folklore latinoamericano y los tratamientos sonoros citadinos que dialogan con esencias provenientes del jazz y el rock. Lo hará en un recital que tendrá lugar este sábado 18, desde las 21, en la Casa de la Cultura.
Activa militante de la cultura regional, Suñé es una trovadora que a lo largo de cuatro décadas de trayectoria no ha bajado las banderas del ingenio y el trabajo dedicado, con el foco puesto en el esmero por los tratamientos melódicos y la poesía.
En esta etapa la acompañan Pancho Torres, en la dirección musical, arreglos y guitarra; Elina Goldsack en piano y flauta traversa; Pilar Ferrando en bajo y Hernán Carnero en batería. Todos hacen coros, lo que alcanza a dar una idea del tipo de propuesta, en cuya cúspide brilla el canto de Suñé y su guitarra.
El disco es parte del distinguido catálogo de Shagrada Medra y fue posible gracias al apoyo del Instituto Nacional de la Música.
La artista accedió a conversar con Tekoha, en un alto de los ensayos con vistas al estreno en público de Para sanar, que tendrá lugar en Paraná, y del recital subsiguiente, programado para la ciudad de Rosario.

–Más allá de tu condición de santafesina, siempre resonó tu nombre en Paraná ¿A qué creés que se debe?
–Con Paraná tengo un vínculo muy fuerte, que se remonta a los años ’90 cuando fui convocada por el compositor Jorge Mockert para cantar en una obra que estrenó la Orquesta Sinfónica que dirigía Reynaldo Zemba. Recuerdo el Teatro 3 de Febrero, la sala llena. Había trabajado con grupos, pero esa fue la primera vez con una orquesta. Inolvidable, emocionante. Era un carnavalito, una hermosura, con letra de Ricardo Sbresso.
Con Jorge Mockert seguí en El puente. Fueron cuatro años de aprendizaje y de conocer la provincia de Entre Ríos, por las presentaciones. Y las amistades con músicos de Paraná se sucedieron, como con Horacio Lapunzina, María Silva, Colores Calvi, Leo González, Marta Petrich, Carlos Aguirre, Luis Barbiero, Celina Federik, Paola Núñez, Anita Contreras, Maru Figueroa, Silvia “La Rusa” Salomone. Son tantos los amigos queridos de allá, que admiro, y que me han permitido tocar en distintas salas. Recuerdo especialmente la de La Hendija, tan acogedora y cercana al público.
Este año también hicimos música con los chicos de Cáscara, que estuvieron tocando en Santa Fe: Pablo Paredes, Luciana Insfrán, Jorge Chiro Ochoa e Iván Petrich.
Probablemente, el primero con el que canté fue Diego Massimini, que es un cantautor oriundo de Paraná. Fue con el regreso de la democracia.
La verdad es que entre las dos ciudades hay un contacto fluido, tal vez porque hay escuelas de música en Paraná y en Santa Fe y además el intercambio universitario es intenso. Son como dos barrios de una misma ciudad, unidas por el Paraná.
Después me encanta el perfil urbano, el río, el Parque Urquiza, Puerto Sánchez, las calles arboladas.

–¿Qué significa para una artista, en estos tiempos, estar presentando material fonográfico nuevo?
–Es casi un milagro. Los músicos independientes estamos transitando una coyuntura social, cultural, muy difícil. De manera que estamos felices de haber concretado esta producción. Como cantautora la satisfacción es doble porque en Para sanar hay canciones muy en sintonía con lo que nos toca vivir.
Creo que son letras necesarias, muchas de ellas porque aluden a lo que está pasando en estos tiempos.
El haber hecho este material con el formato grupo es otra alegría, así como comprobar lo bien que le ha sentado la participación de artistas invitados.
–¿Cómo fue el proceso que derivó en la experiencia de grabar con Shagrada Medra?
–El punto de arranque fue la canción Para sanar, que le da nombre al disco. Fue compuesto el tercer día después de que haya sido declarada la cuarentena por Covid. Esa vez, un numeroso grupo de seres humanos debimos padecer, enfermar y hasta morir por culpa del afán de unos pocos cuyo interés desenfrenado y ambición los lleva a dañar el medio ambiente de una manera atroz. Me pareció que una canción sobre eso era imprescindible, tanto como preguntarnos qué escenarios deben darse para que la esperanza quede debidamente fundada.
El resto de las canciones reflejan los cuatro últimos años de composición. Hay temas que dan cuenta de experiencias personales, pero la mayoría se refieren a situaciones compartidas, de interés social.
En el disco, que suena muy bien desde la masterización, hay un trabajo minucioso de Pancho Torres en los arreglos musicales y vocales, que han potenciado la expresividad de las composiciones. Es un trabajo hecho con mucho cuidado, muy fino. En parte esta suma de factores nos ha permitido -curaduría mediante- acceder a Shagrada Medra, que es un sello con un catálogo tan delicado, exquisito, sobresaliente. De paso, toda esta línea de trabajo refuerza lo ya dicho sobre el vínculo mío con Paraná.

–Siempre se te ha asociado al folklore latinoamericano y al repertorio urbano. ¿Qué contiene Para sanar en este sentido, desde la poética y lo musical?
–La producción y realización de Para sanar es la actualización del cuidado por la palabra que siempre he tenido. El público destinatario es amplio y la simpleza de la letra era importante, pero también su poética y originalidad. No se renuncia a eso.
Lo otro que me gusta sostener como una marca de mi profesión es la decisión de privilegiar lo colectivo: hacer música con colegas talentosos. Y, en lo posible, involucrar al público, como ocurre con De pie, compuesta para que cantemos todos juntos. La palabra allí, que arranca siendo del autor, adquiere una identidad coral que es fabulosa.
–¿Con qué se encontrarán los que se acerquen a disfrutar del espectáculo del próximo sábado en la Casa de la Cultura?
–Con la posibilidad de mirar el mundo a través de otros ojos, como ocurre con el arte. Nos gustan algunas palabras: solidarios, amorosos, inclusivos. Levantamos esas banderas. Es una propuesta que no está atada a etiquetas, sino que se nutre de las músicas folklóricas de América Latina y de la cultura urbana. Son mixturas sonoras de puertas abiertas, con la ciudad y el río siempre presente.
Como invitados estarán Luis Barbiero y Paola Núñez. Con Luis supimos hacer durante dos años un taller de composición que Jorge Fandermole dio en Santa Fe; y con Paola, pertenecemos a Mujertrova, un movimiento de cantautoras latinoamericanas. A ellos se sumará el santafesino Luis Córdoba, excelente cantor.
En fin, está todo dado para que vivamos una noche inolvidable.












