Un verde diverso, entre la urbanización y la explotación agraria

16 mayo 2025 9 minutos
Redacción

Acaba de ser sembrada la semilla de un proyecto que intenta preservar la riqueza natural en un amplio terreno cercano a Oro Verde. La idea que se riega consiste en resguardar ese pulmón urbano de los loteos. De abono aparece la posibilidad de transformarlo en un espacio ecoeducativo que florezca en una mayor conciencia ambiental.

Conservar la biodiversidad biológica, aprovechar bienes y servicios ambientales esenciales como el agua, el aire limpio, los recursos naturales y los paisajes y conservar el patrimonio natural existente, arqueológico, paleontológico y geológico son los objetivos más destacados que persiguen las áreas naturales protegidas.

En Argentina, estas áreas constituyen un sistema federal que incluye parques, monumentos, reservas nacionales y áreas protegidas de jurisdicción provincial y municipal.

En la capital entrerriana hay un proyecto para constituir una, lindera a Oro Verde. En un contexto de creciente loteo y extensión de la mancha de cemento hacia el sur y el este de la ciudad de Paraná, la discusión sobre espacios verdes de envergadura es clave para un desarrollo urbano equilibrado, en el que la política de ocupación del territorio no atente contra la salud y bienestar de los residentes.

Vale la pena subrayar que la mayor parte de la tierra que se está parcelando estuvo dedicada a la producción de insumos alimenticios o simplemente fueron lugares donde creció libre la vegetación silvestre, anidaron las aves en coro, la fauna local encontró cobijo, los insectos polinizaron, controlaron plagas, eliminaron suciedad o materia orgánica muerta y fueron alimento para distintas especies animales.

Esos ecosistemas complejos, que inhalan y exhalan vida en amplios espacios aparentemente desaprovechados, han ido siendo arrasados por la topadora y la niveladora, equipos asociados al progreso.

Por eso, es conveniente que las ciudades incorporen a la agenda pública la necesidad de conservar y multiplicar los espacios verdes de volumen. La germinación de este concepto seguramente arraigará diferencias entre las autoridades que, con esfuerzo, podrán convivir, como sucede en el monte nativo.

En particular, Paraná cuenta con la esmeralda de las 44 hectáreas del Parque Urquiza, las 100 desaprovechadas hectáreas del Parque Varisco, las 20 hectáreas de la Toma Vieja, las 19 hectáreas del Parque Botánico Leandro Alem, las 15 hectáreas del Islote Municipal, las 8 hectáreas del Parque Gazzano y las 4 hectáreas del balneario Thompson. El Parque Lineal Sur es un proyecto ambicioso que nace en Avenida de las Américas y Luis Noaco y que se extenderá hasta el límite este de la ciudad, pero hoy significa la incorporación de 1,5 hectáreas parquizadas.

El área natural protegida que se propone está más al sur y hacia el río. Tiene 6 hectáreas, medida que comprende un cuadrado de 100 metros de lado. En este caso se trata de una propiedad privada, situación contemplada en la normativa vigente.

El diputado provincial Juan Rossi es quien con su firma originó el expediente legislativo. Ante la propuesta de Tekoha, aceptó responder una serie de preguntas vinculadas al tema.

–Se ha mencionado que se trata de un terreno de 6 ha, ubicado en la intersección de Lebensohn y Lisandro de la Torre. ¿Exactamente, dónde está?

–Se encuentra en el distrito Sauce, ciudad de Paraná, a unos 6 km al sur del centro de la ciudad y a unos 4 km de la localidad de Oro Verde. Específicamente en el área comprendida entre las calles Moisés Lebensohn, General Espejo, Lisandro de la Torre y Calle 840.

–¿Qué hay allí actualmente?

–Si una persona se acercara al predio, se encontraría con un gran espacio verde dividido en tres unidades de vegetación y ambiente, técnicamente llamadas GUVAS, que se definieron como Bosque Mixto, Pastizal/pajonal y Parquizado/zona productiva que componen una Reserva de Usos Múltiples.

Estas unidades están conectadas por senderos y paisajes típicos de la ecorregión de El Espinal.

Ingresando por Lebensohn se observa un continuo de vegetación que rodea dos viviendas y se densifica hacia la zona boscosa con ejemplares de especies nativas y algunas exóticas controladas, siguiendo el Plan de manejo presentado y aprobado por la Dirección de Áreas Naturales Protegidas de la provincia. Un camino lateral permite unir el recorrido hacia la calle Gral. Espejo, divisando la zona de los pastizales hasta llegar a una tercera vivienda.

En todo este ecosistema conviven y transitan más de 70 especies de aves, aproximadamente 90 especies de plantas, además de reptiles y mamíferos que tiene su hábitat en este tipo de zonas, conformando una biodiversidad muy valiosa por sus servicios ambientales. Estos resultados se obtuvieron luego de relevamientos y muestreos metódicos realizados por un biólogo y un ingeniero agrónomo.

En la zona productiva se encuentra un invernadero para agroecología y vivero de especies nativas, en el cual se pueden desarrollar tareas educativas y proyectos productivos sostenibles.

–¿Por qué se considera significativo transformarlo en un área protegida, tanto desde la riqueza natural del predio como desde el desarrollo urbano?

–Es de vital importancia comprender que las áreas naturales protegidas y los bosques periurbanos constituyen la primera línea de defensa para proteger la biodiversidad y la integración de los remanentes de vegetación natural con zonas productivas y el desarrollo urbano.

La transformación del Paseo del Bosque en un Área Natural Protegida responde a una necesidad urgente ante el acelerado proceso de urbanización, que redujo significativamente los espacios verdes en la región.

Distintos especialistas destacan que Entre Ríos resulta ser una de las provincias argentinas prioritarias en relación con acciones de conservación como la implementación de sistemas de áreas naturales protegidas, debido a su elevada y singular biodiversidad.

En el mismo sentido, hay que tener en cuenta que en esta provincia la superficie de los bosques nativos se redujo un 70%. Entonces, la biodiversidad de estos ecosistemas son un recurso de importancia fundamental que debe preservarse y valorizarse adecuadamente.

Además, la vegetación, ha sufrido una pérdida considerable de su superficie boscosa y un fuerte proceso de fragmentación y degradación. En la actualidad, mayormente estos bosques han sido confinados hacia las barrancas del valle de inundación del río Paraná, formando un mosaico fragmentado de numerosos parches de vegetación en diferentes estados de conservación, dentro de una matriz de paisaje caracterizado por tierras de cultivos en constante expansión.

La reducción de las inmensas masas boscosas que formaban esta región ha tenido fuertes impactos ambientales negativos como la pérdida de la biodiversidad regional y la pérdida local de especies.

Declarar este espacio verde como Área Natural Protegida no solo garantiza la conservación de su rica biodiversidad y de las especies nativas, sino que también protege una serie de servicios ecosistémicos claves que allí se realizan.

–¿Por ejemplo?

–La captura de carbono, la regulación de la temperatura, la generación de oxígeno molecular y la mejora de la calidad del aire al contener las partículas depositadas por la polución ambiental.

De esta forma mitigan de manera decisiva el efecto de isla de calor urbano, absorben el agua de las lluvias facilitando el escurrimiento y reducen el impacto de inundaciones.

Todos estos servicios fortalecen la resiliencia de la ciudad frente al cambio climático y benefician de manera silenciosa a todos los vecinos.

Así, este espacio quedaría protegido e integrado dentro de la matriz urbana de la zona sur de nuestra ciudad generando un gran pulmón verde para garantizar un equilibrio sano entre infraestructura “gris” e infraestructura “verde”.

–¿Qué cambios operarían en el lugar si fuera reconocida como área protegida? ¿Qué beneficios tendría el propietario? ¿Qué podría hacer su titular y qué la sociedad?

–A partir del reconocimiento como Área Natural Protegida, el predio se integraría al Sistema Provincial de Áreas Naturales Protegidas como una Reserva de Usos Múltiples.

A través de la firma de un convenio, los propietarios se comprometen a llevar a adelante el Plan de Manejo del área, que ya está aprobado por la Dirección de Áreas Naturales Protegidas.

Por otro lado, la provincia garantiza un espacio protegido rodeando el predio (zona de amortiguación) para resguardarlo de actividades que afecten la biodiversidad y la actividad de la Reserva. Este aspecto, junto con una rebaja de impuestos que en este caso es simbólica por el tamaño del predio, es una herramienta con la que cuenta la Ley de ANP para motivar y fomentar este tipo de iniciativas muy necesarias y saludables.

–¿Qué pasaría concretamente luego de la firma del convenio?

–Al ingresar al Sistema, la Reserva comenzaría a tener avales y apoyos instituciones y privados para desarrollar todo tipo de prácticas compatibles con la conservación, el bienestar, el ecoturismo, la educación ambiental y la investigación científica.

Para los propietarios se abrirían nuevas posibilidades que permitan sostener el predio. La idea a futuro es organizar cursos y talleres educativos para las infancias sobre la flora y fauna entrerriana con germinación de árboles autóctonos, talleres de mantenimiento y plantación de árboles nativos.

Asimismo, se desarrollarían actividades de recreación familiares, actividades terapéuticas tales como “baños de bosque” para el manejo de los trastornos de ansiedad, meditación y contemplación y terapias para personas con diagnóstico del espectro TEA utilizando los recursos sensoriales de la naturaleza.

También se impulsaría el ecoturismo generando un nuevo espacio de esparcimiento, aprendizaje y recreación, independientemente del valor intrínseco de los servicios ambientales que brinda el espacio por el solo hecho de existir, conservarlo y protegerlo.

Hay que destacar que el predio se encuentra en una zona de gran belleza agreste y natural, que paulatinamente se ha ido degradando por diferentes actividades y realidades de los vecinos, lo que lentamente ha generado focos de mini basurales, desmontes sin control, caza furtiva, captura de aves y arroyos sin mantenimiento. Sería importante para los vecinos convivir en un ambiente natural organizado que brinde un sentido de pertenencia, cuidando y manteniendo el barrio que habitan.

– ¿Cuál es el estamento que controla eventualmente que el convenio se cumpla?

– El control y seguimiento están a cargo de la autoridad de aplicación de la Ley 10.479, es decir, el Gobierno de la Provincia de Entre Ríos a través de la Dirección Provincial de Áreas Naturales Protegidas.

Su rol es de fiscalización, ver que se esté cumpliendo con el plan de manejo. Lo que me comentan los propietarios es que no se necesita una inversión pública, ya que se sostienen exclusivamente con aportes privados. Lo que sí necesitan es que se apruebe el proyecto para quedar resguardados en el sistema de Áreas Naturales Protegidas.

–¿Qué lo llevó a presentar el proyecto de ley para convertir ese predio en un área protegida? ¿En qué punto se encuentra dentro del trámite legislativo?

–El proyecto surge por nuestra convicción en apoyar esta iniciativa de tres hermanos que están trabajando hace tiempo por la conservación de este espacio. Es un esfuerzo privado que están haciendo como alternativa a la degradación y desmonte sistemático de los bosques periurbanos para otro tipo de actividades productivas.

Es uno de los últimos pulmones verdes que quedan en la zona sur de Paraná, y tiene un valor ambiental enorme por los servicios que presta: ayuda a regular la temperatura, mejora la calidad del aire, y podría convertirse en un lugar clave para actividades recreativas, educativas y de ecoturismo.

Si bien el municipio no acompaña la idea de declarar el predio como área natural protegida —alegan que la zona de amortiguación afectaría su autonomía—, desde la Secretaría de Ambiente nos confirmaron que eso no es así, y que de todas maneras están dispuestos a revisar las dimensiones de esa delimitación que figura en el plan de manejo.

Nosotros creemos que el futuro de las ciudades tiene que pensarse con más reservas naturales, no con menos. Por eso avanzamos con el proyecto de Ley N° 27.771, que hoy está en tratamiento en la Comisión Conjunta de Legislación General y de Recursos Naturales y Ambiente. Ya se discutió en varias reuniones, la última fue el 19 de marzo, y ahora estamos esperando que se resuelvan algunas observaciones para que se pueda emitir dictamen y pasar al tratamiento en el recinto.

El paisaje agreste, en retirada

El Paseo del Bosque se inscribe en la ecorregión de El Espinal. Es amplia. Rodea por el norte, oeste y sur a la ecorregión de la Pampa, abarcando el sur de la provincia de Corrientes, parte de Entre Ríos, una faja central de Santa Fe y Córdoba, centro y sur de San Luis, mitad este de La Pampa y sur de Buenos Aires.

El paisaje predominante es de llanura plana a suavemente ondulada, ocupada por bosques, sabanas y pastizales, hoy convertidos en gran parte en agricultura.

El clima es, en razón de la extensión de la región, extremadamente variable, a saber: cálido y húmedo en el norte, templado y seco con marcados déficits hídricos, hacia el oeste y sur.

El Espinal se puede dividir en tres sub-regiones: Espinal del Ñandubay, que es el mesopotámico, de clima húmedo; el de los Algarrobos, en el sector central, subhúmedo, de transición entre la Pampa y el Chaco; y finalmente, el del Caldén, sector semiárido, de transición entre la Pampa y el Monte.

Entre la fauna de esta amplia ecorregión pueden hallarse el puma, el zorro gris pampeano, el zorrino o el hurón; herbívoros como el ciervo de las pampas (hoy casi extinguido), la vizcacha y el cuis. Entre las aves cuentan el caserote común, el cardenal amarillo y el chinchero chico, el coludito copetón y el curutie blanco.

En cuanto a la flora, en la ecorregión hay bosques bajos de especies leñosas xerófilas, densos o abiertos, de un solo estrato, y las sabanas, alternando con pastizales puros. El caldén es uno de los pocos ejemplos de una especie restringida a esta ecorregión. En el noreste predomina el bosque de ñandubay, algarrobo, molle y espinillo, con otras especies, como las palmeras yatay y carandilla. En el centro, las especies dominantes son el algarrobo blanco y el negro. En el oeste y sur, los bosques son cardenales casi puros, a menudo con chañar.

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