La banda de cumbia paranaense Gildas Bailanta está organizando para el viernes 1 de agosto, Día de la Pachamama, un ritual para ahuyentar lo que no nos hace bien y estar más receptivos a los vientos de cambio. La ceremonia será a todo ritmo, desde el canto y el baile, desde las 20, en La Vieja Usina.
Iba camino a cumplir 35 años cuando un incidente vial, en Villa Paranacito, terminó con la vida de Miriam Alejandra Bianchi y, al mismo tiempo, dio inicio al mito Gilda, una de las artistas destacadas de la movida tropical de la década del ‘90, que logró atravesar el gusto de distintos grupos sociales. La historia de vida de la cantante, sumado al reconocimiento como artista, ha agigantado una figura que ha encontrado cobijo en la memoria y también en la religiosidad popular.
Dos décadas después de aquella muerte, en Paraná, se generó un proyecto musical que viene dando pasos más que sustantivos hacia la consolidación: Gildas Bailanta, un combo tropical que, para este viernes 1 de agosto, pondrá en escena un ritual particular. Sobre la reunión, Tekoha conversó con Eva Cabrera, integrante de la organización, para conocer detalles.
–¿En qué consistirá este próximo evento?
–El Ritual de la Bailanta será a partir de las 20 y hasta la medianoche, en el Centro Cultural La Vieja Usina. Todo arrancará con el ritmo de DJ Vulva Soul, que llega desde Santa Fe. Luego Nahuel Rodríguez compartirá una clase abierta de cumbia. Además, habrá caña con ruda San Mabel para convidar a las primeras personas que lleguen y un BeerTruck con cuatro cervezas artesanales y un puesto de comidas. Incluso, habrá una puesta en escena del grupo con repertorio renovado y muchas sorpresas.
A quienes integramos Gildas Bailanta nos gustan los rituales. Somos cabaleros también. Por eso invitamos a la gente a nuestro ritual, un momento de comunión supremo, donde nos juntamos con quienes queremos y sentimos cercanos.


Que el evento sea el 1 de agosto invita a cierta purga. Acaso sea una oportunidad para dejar ir cosas y predisponernos a que otras sucedan. ¿Qué mejor para espantar los males que escuchar y bailar cumbia?
Algo de ese tipo de ritual intentamos con el público de Gilda, que fue creciendo tanto en estos nueve años. Los seguidores le han dado intensidad al vínculo con el grupo: es como si fuéramos parte de una misma experiencia que nos moviliza. Hay reciprocidad. Esta vez nos juntaremos para cambiar la energía, dejar atrás el lastre y prepararnos para lo que viene, juntándonos y moviéndonos con otros.
Como somos devotos, en La Vieja Usina habrá dos altarcitos: uno de Gilda y otro del Gauchito Gil. Para que el ritual se complete, las ofrendas serán llevadas al Santuario de El Gauchito Gil en Paraná. Es una mística que rodea a la banda y nos gusta compartirla.
–No es habitual que se enseñe a bailar cumbia…
–Las Gildas tiene un espectáculo cerrado con el que nos presentamos cuando nos contratan para un evento. Pero cuando organizamos nosotros, solemos darnos pequeños gustos y uno de ellos es sumar gente valiosa. A la invitación que le hicimos a Nahuel la pensamos como un plus, en el marco de esa noche que estamos soñando.

Él viene de Coronda, así que le va a imprimir un toque de cumbia santafesina a la velada. Nahuel es el profesor y director de la Academia de Cumbia Ritmo Santafesino, tiene una gran habilidad para enseñar a bailar, desde los pasos más sencillos a las figuras más complejas. Es muy buen docente y da clases para niños, jóvenes y adultos. Es un sembrador que, con buena onda, nos enseñará a soltarnos como lo hace desde hace tiempo en Coronda, Gálvez, San Agustín, Larrechea y San Carlos Centro.
–¿Qué valor la asignan a la presentación en el marco del proyecto Gildas bailanta?
–Pese al crecimiento de Gildas hay gente que aún no nos vio, no se divirtió con nosotros, no cantó ni bailó con aquellas canciones inolvidables y nuestra forma de encarar ese repertorio.
Por eso valoramos estos eventos, porque es una posibilidad cierta de conocer gente nueva y reencontrarnos con los de siempre. Es una especie de misa cumbiera porque, como dije, nosotros también tenemos nuestras devociones.